Carta de Jaime Serra y Gibert a Pedro de Madrazo y Kuntz. 27 de noviembre de 1865. ^[1]

 

Sr. don Pedro de Madrazo.

Barcelona 27 noviembre 1865.

Muy Sr. mío y amigo: dejando las excepciones, es regla general que cuando las cosas de este mundo van dirigidas a un buen fin han de dar siempre satisfactorios resultados.

Me refiero a la grata sorpresa que me aguardaba a mi llegada de Gerona.

Su apreciada carta de usted y el atento oficio que se ha servido remitirme la Comisión me satisfacen y honran en extremo: aunque no puedo menos de hacer la justicia debida a mis dibujos diciendo que a las brillantes descripciones con que usted habrá ilustrado esas sencillas reproducciones de tan notables monumentos se debe atribuir a no dudarlo el feliz éxito que ha tenido nuestro viaje.

Por lo demás, saborearé con gusto las bellezas que nos ocupan, cuando según dice usted la Comisión juzgue oportuno el que se estudien detenidamente.

Indiqué el otro día en una carta dirigida al Sr. Presidente de la Comisión algo de lo que había apuntado en Barcelona y sus alrededores; pero esperaba ir a Gerona y al gozar en la contemplación de su bella y espaciosa catedral ojival de severos claustros románicos a doble columna, y al extasiarse ante sus numerosos sepulcros de casi todos los periodos del arte de los tiempos medios; y al contemplar la típica iglesia románica de San Pere de Galligans, ^[2] y la atrevida y elegante aguja de San Félix, se me iba el corazón por no poder aun ver de cerca (porque estaba obstruido el presbiterio) el altar de plata y algunas otras joyas de valor artístico que recordaba haber visto en la catedral, en época que yo no era tan monumentalizado como ahora. En efecto, Gerona está rica en cruces y relicarios del XII, XIII y XIV siglos, y en arquetas una sobre todo con una inscripción arábiga, cuya superficie está atestada de delicadísima labor ejecutada en metal precioso (oro o plata sobredorada) y adornos de esmalte. Pero lo que más sorprende haya llegado hasta nosotros atendidas las vicisitudes por qué ha pasado dicha ciudad, es el altar chapeado de plata dorada y esmaltada en muchos de sus puntos y que me parece ser del siglo XIV.

Es un trabajo que honra mucho a los toreutas ^[3] de la época, sobre todo las tres o cuatro imágenes de gran relieve y aisladas que contiene más importantes dicho altar.

Acaba de completar su importancia el dosel (que cobija al celebrante) también de plata, y que está sostenido por cuatro columnas cinceladas. ^[4] Dicho dosel está compuesto de infinidad de figuras que circuyen el espacio central en que hay al parecer las tres personas de la Trinidad.

No he podido interpretar lo que representa porque es bastante alto y oscuro y encontré a los sacristanes del humor que suelen estar siempre esa gente.

En el entretanto que espero tener el gusto de verle y saludarle desearé se alivie su señora esposa de los padecimientos que según me dice usted en su penúltima ha tenido desgraciadamente que sufrir, mientras se repite de usted afmo. amigo y S. S. Q. B. M.

Jaime Serra [rúbrica].