Carta de Jaime Serra y Gibert a Pedro de Madrazo y Kuntz. 18 de octubre de 1866. ^[1]

 

Sr. don Pedro de Madrazo.

Muy Sr. mío y de mi mayor consideración: Tomo la pluma ansiosísimo de saber noticias de ustedes ignorando si mis letras molestaran la atención de usted para quien el tiempo es preciosísimo; mas válenme de escusa las inmerecidas muestras de aprecio y amistad que usted se dignó un día dispensarme y la amistad y reconocimiento que para siempre tuve el honor un día de ofrecerle. Ellos abrieron en mi corazón un raudal de viva satisfacción, esperanza y agradecimiento a la vez que no podré olvidar jamás.

Respirando esos sentimientos me ausenté de Madrid a últimos de curso considerando no se incomodaría conmigo la Comisión de que dejara un blanco en la ejecución de sus dibujos tanto más habiéndole presentado recientemente una porción de trabajos de León; conté que sin faltarles mucho tiempo atendería a la obligación oficial de mi cargo en la Escuela de Bellas Artes que me encadena con Barcelona tanto como las afecciones patrias, y al propio tiempo podría cumplir con los deseos del arquitecto amigo Sr. Rogent ^[2] auxiliándole en el proyecto de decoración del salón de grados de la nueva Universidad, cuyo trabajo sabia positivamente había de serme más honroso que lucrativo.

Así se verificó, y a mediados de julio creía ya volver a estar en Madrid para continuar mis interrumpidas tareas de la Comisión (que siempre he hecho con grandísimo gusto, tal ha sido mi afán de estudiar esos elocuentes testigos de las edades pasadas de que tanto abunda nuestra patria y que tan justa medida nos dan de la altura a que llegó el arte en aquellos tiempos); así creo se lo participé a usted antes de marcharme, lo propio que a la Comisión por conducto del Sr. Godoy. ^[3]

Mas en aquel entonces corrieron por aquí rumores formales de que el Gobierno en su deseo de hacer economías iba a suprimir la publicación de Monumentos Arquitectónicos y me contuve creyendo prudente esperar unos días a ponerme en marcha y ver al propio tiempo si la Comisión me avisaba algo. Llegó en tanto la familia Buxó, y creí interpretar en la llegada del grabador de la Comisión y en sus relatos todos, bien segura la supresión de dichos trabajos.

He escrito varias veces durante ese tiempo al Sr. de Godoy al que molesté con el encargo de apoderado mío cuando llegare el caso de completar el cobro de los dibujos presentados antes de mi marcha, y en una de ellas le pedía se sirviese decirme lo que había de cierto respecto a la continuación o supresión de trabajos, mas hasta la presente no he tenido contestación sobre ello.

De lo dudoso a lo cierto hemos llegado otra vez a la apertura de clases pasando, amigo don Pedro, un verano lleno de zozobra; incierto siempre y esperando, sin resolución para marcharme para no hacer el viaje inútil, ni resignación bastante para decir «me quedo» tanto era lo que estaba convencido de volver a Madrid.

Por una parte lo que llevo expuesto, y por otra el no haber tenido de usted contestación a ninguna de mis cartas ni saber de usted más que alguna vaga noticia por conducto de los amigos Parcerisa ^[4] y Buxó, ^[5] y el amigo Fortuny ^[6] en los breves días que le hemos tenido entre nosotros, me ha oprimido el corazón de tal suerte que me ha dado lugar a pensar en si dicho silencio es motivado por haber quizá faltado (bien que involuntariamente si acaso) ya a la Comisión a la que debo todo el respeto que se merece, ya a usted a quien debo un reconocimiento profundo, y la ocasión de haber sentido vivas emociones e impresiones artísticas que tal vez habría tardado en experimentar y que no se borraran nunca de mi imaginación.

Me alienta un tanto sin embargo la esperanza de que no habrá sido falta alguna la causa de ese silencio que me preocupa, por la convicción que tengo de que su amistad de usted no habría dejado de advertírmela; mas si no fuese así, si realmente aquella existiese, le suplico y espero de su bondad se sirva usted llamarme sobre ello la atención, y contestaré con la misma ingenuidad que he explicado mi conducta durante mi ausencia de Madrid.

Por fin, si nada hay de eso, si todo ha sido puramente ilusión mía, ruégole asimismo (robando a sus asuntos breve rato) se sirva usted dedicarme cuatro renglones que bastaran a devolverme la tranquilidad.

Sírvase usted dispensarme tan larga molestia usted que tan bondadoso fue en escuchar el interminable cuento de los Goyena en Liédena; ^[7] y al propio tiempo que espero se sirva usted saludar a su Sra. esposa y familia, reciba usted una vez más la amistad verdadera de este su afmo. S. S. Q. B. S. M.

Jaime Serra [rúbrica].

 

Barcelona 18 octubre 1866.

 

P. D. Me olvidaba decirle que nuestro amigo el P. Fita está destinado por un año en Manresa en el Convento de la Cueva de San Ignacio, estando actualmente pasando un mes de ejercicios de humildad por lo que no me ha sido posible aun verle.