Carta de Jaime Serra y Gibert a Pedro de Madrazo y Kuntz. 20 de junio de 1867. ^[1]

Sr. don Pedro de Madrazo.

Barcelona 20 junio 67.

Mi siempre estimado y respetable amigo:

Por conducto de los amigos Parcerisa ^[2] y Puiggari ^[3] he sabido distintas veces de ustedes y eso ha calmado un tanto al deseo que tenía de saber de su bienestar.

Muchísimas cosas podría participarle ocurridas desde mi última y que están íntimamente enlazadas con el arte y conmigo; pero han perdido ya el interés de la oportunidad y además no son para referidas en una carta.

Lo que sí la tiene en estos momentos es la exposición retrospectiva de objetos de arte anteriores al presente siglo de que supongo tendrá usted noticia, que esta Academia de Bellas Artes ha tenido la feliz idea de organizar y llevar a cabo. ^[4]

El pensamiento, en sí muy bueno como lo están demostrando los resultados de las exposiciones de esta clase que vienen verificándose en el extranjero, no era de presumir alcanzara más allá de los límites de un ensayo, no porque carezca Cataluña, España toda, de objetos de arte dignos del más profundo estudio por parte de los arqueólogos artistas e industriales de nuestra patria, sino porque es menester confesar que dista mucho la mayoría del público de estar suficientemente educado para cooperar espontáneamente a esas interesantes exhibiciones. De los coleccionistas y del clero se podía esperar mucho pues sabida es la multitud de objetos preciosos que en las catedrales, parroquias y museos particulares se conservan aun después de las funestas vicisitudes que para mal del arte ha atravesado nuestro país!!...

Pero o participan ^[5] los unos de un malentendido egoísmo y se resisten a prestar los objetos que poseen a la corporación iniciadora, ^[6] o bien son los otros tan amables como cierto fabriquero de la colegiata de San Isidoro de León ^[7] que hasta se resisten muchísimas veces a dejar ver simplemente los objetos notables de la parroquia; o son algunos como el cura guardián del monasterio de Irache que distraídos en cazar ni por curiosidad se entretienen en interpretar y descifrar las inscripciones y pasajes sagrados que tienen esculpidos, pintados o bordados en la casa del que ellos son imagen acá en la tierra.

A alguno de esos curas, para convencerle de la importancia de la exposición y hacer que remitiera algo, las cartas que se le han enviado, (sin carácter oficial por supuesto) han tenido que remontarse a hacerle un verdadero curso de historia del arte y expresarle con vivos colores la influencia y parentesco que esta tiene con la religión.

Algunas de las personas visitadas ^[8] han acudido al llamamiento y han ofrecido gustosas cuanto poseían digno de exponerse, y en los últimos días muchos otros han seguido tan noble ejemplo.

Así es que como a ensayo la exposición de que me ocupo ha llenado muy cumplidamente las esperanzas de la Academia y de cuantos aman el arte. Como a exposición de las pretensiones que debería tener hecha en la capital de una nación dejaría muchísimo que desear.

La Academia indicó las secciones que van continuadas en el adjunto programa ^[9] y de ellos las que menos han brillado son: la de medallas, camafeos, sellos y monedas, y la de instrumentos de música. De las demás voy a hacerle una ligerísima reseña como lo permitan los límites de una carta.

Principiando por la primera dejo a un lado una porción de fragmentos arquitectónicos y preciosos bajos relieves y estatuitas de mármol y alabastro de mutilaciones de sepulcros labrados en el siglo XIV; como asimismo algunos pequeños bustos de alabastro, bronce, etc., de los siglos XVI y XVII y otros del siglo pasado, para concretarme a unos preciosos dípticos de marfil que ignoro aun su procedencia. Contiene el uno la vida de Jesús y de la Virgen con todo el misticismo clásico que sabían hacerlo los artistas trecentistas, y le dan mayor riqueza los realces de azul oro y bermellón de sus orlados, vestidos y marquesinas. ^[10]

El otro contiene en una hoja el Salvador con San Pedro y San Pablo a los lados, y en la otra el Cristo con San Juan y la Magdalena, concebido y entallado con sumo arte. Ninguno empero, como dato arqueológico puede competir con los relieves de las arquetas de la Cámara Santa de Oviedo y la arqueta y cruz de Doña Sancha de San Isidoro de León. Otro objeto hay de muchísima importancia en todos sentidos y aunque pertenece a un género de bordado, en rigor corresponde más bien al género de la escultura pintada por el mucho relieve que tiene. Me refiero al famoso frontal de San Jorge que posee la capilla de nuestra Audiencia. La lucha del Santo con el dragón para librar a la doncella símbolo de la iglesia es el asunto principal: en segundo término hay una ciudad en cuyas puertas y murallas asoman sus habitantes a presenciar con interés la lucha, y orla el cuadro rica ornamentación sembrada de escudos con la cruz roja de San Jorge. Las actitudes, semblantes ropajes y detalles, todo en fin, está hecho con una inteligencia y precisión admirable. ^[11]

En la sección 2ª de pinturas y grabados, etc. ¿que puede haberse presentado que en el género de grabado por ejemplo usted no lo haya visto aunque haya algunos Dureros, Rembrants, Morghens, Toschis, Longhis, Carmonas, Salvador Rosa etc.? Y en la de pintura de tapices a excepción de uno que representa la conquista de Rodas por los Aragoneses y Catalanes muy interesante por los datos históricos que hay acumulados, ninguno sobresale ni un punto de los muchísimos, no de los mejores, sino de los medianos que hay en España. La mayoría de los que se han expuesto pertenecen a las escuelas italiana y flamenca y de autores poco notables a excepción de alguno de Rubens. Sus escenas son asuntos campestres, mitológicos y del Antiguo Testamento..

En tablas y esmaltes ya es otra cosa. Sin ser muy abundante como puede usted suponer por cuanto he manifestado al principio, hay no obstante unas cuantas joyas dignas del mejor museo.

Entre algunas cabezas y medias figuras de virgen con el niño Jesús, de estilo bizantino, hay dos o tres pequeños trípticos que dicen ser rusos, con tradiciones bizantinas interesantes para seguir los pasos del arte, y luego unas muy lindas pinturas de batallas y de género debidos a autores flamencos, con algún Teniers, Gerard Dow, van Ostade, Wouwermans; destacan luego algunos que pueden ser excelentes copias o repeticiones de Juanes, ^[12] Rivera, Guido, Sebastián del Piombo, Giordano, Greco, van Dick, etc., etc. y hasta hay una adoración de Reyes muy semejante sino igual a la del Real Museo que solo he visto una vez por estar en sitio reservado y que se parece a las obras de Memling; de frescos y azulados fondos y peruginescas actitudes sobre todo la del rey negro que está a la derecha del espectador. Hay luego algún otro cuadro como el tríptico del Sr. de Parcerisa ^[13] que también consta en la exposición, cuyo nombre del autor es de difícil confirmación; entre ellos hay algunas tablitas dignas de la candidez y misticismo de Fra Angélico y de van Leyden y acabados en los detalles como los de van Eyck. Algunos bocetos de frescos de Maella, Jordán y Boucher, y varios cuadros debidos a nuestro Viladomat, excelente término medio entre lo divino y lo humano al interpretar la naturaleza y aplicarla a los asuntos religiosos, terminan esa mezcla de escuelas de que tan provisto está el Real Museo.

Pero de principios de los siglos XIV al XVI hay una porción de tablas importantes algunas de gran tamaño, debidos probablemente en su mayor parte a artistas del país pero de un sabor italiano-alemán embelesador.

Algunos de ellos se conservan en los retablos de nuestra catedral y otros pertenecen a antiguos gremios de la ciudad.

Los de la vida de san Eloy del colegio de plateros son sumamente notables y pertenecen al último citado periodo. El gremio de pelaires (curtidores) ha hecho un notabilísimo presente a la exposición con sus cuadros representando la vida de san Agustín. Sus figuras son del tamaño natural, y al severo misticismo de la composición, expresión, nobleza de sus rostros y delicadeza de los detalles reúnen una grandiosidad y ejecución franca propia de artistas de otros siglos más posteriores.

Algunos de la catedral de menor tamaño que estos últimos recuerdan muchísimo el que existe ^[14] en tan mal estado ^[15] en la catedral de Pamplona. La catedral cuenta asimismo con un descendimiento lleno de fervor y sentimiento impreso en el todo y en los detalles más insignificantes, debido al pintor cordobés Bartolomé Bermejo ^[16] según la siguiente inscripción que está en la orla del cuadro:

++OPVS++BARTOLOMEI+VERMEIO+CORDVBENSIS+IMPENSA+LODOVICI+DE+SPLA+BARCINONENSIS+ARCHIDIACONI+ABSOLVTVM+XXXIII+APRILIS+SALVTIS+CHRISTIANAE+MCCCCLXXXX++

Otro hay también muy notable que representa el encuentro de Jesús y Maria en la calle de amargura que han atribuido hasta ahora a Alberto Durero pero que yo dudo mucho de la verdad de ese juicio, porque no veo en el bastante impreso el sello del autor que ha inspirado a Cornelius las terroríficas escenas de los Nibelungos y en especial el famoso cuadro de Los caballeros de la muerte de apocalíptico espanto que pintó para el cementerio de Múnich. Pero les es tan fácil a los amateurs el adquirir obras notables que todos se creen tener Mantegnas, Rafaeles, Murillos, Rubens, Rembrandts, Dureros.

En esmaltes lo más notable que hay son dos planchas cuyo aspecto parece ser de cubiertas de evangeliarios casi enteramente idénticas: de trabajo muy semejante al de una arqueta que existe en la sacristía de San Raymundo de Fitero; las cabezas son de relieve, el resto de la figura plana y grabada indicando el plegado. La entonación de los fondos azul. ^[17]

Hay representado en ambas planchas el Salvador sentado dentro de un nimbo apuntado y los evangelistas en los ángulos. La ejecución de algunos detalles me ha recordado el notabilísimo esmalte de San Miguel in Excelsis . No obstante no quiero hacerme la ilusión de parangonarlos; en aquel hay a no dudarlo más acento, más arte y tal vez mas fecha lo que prueba que los artistas de Bizancio estaban más adelantados que los de Occidente que trataron luego de imitarlos.

Otro esmalte es la obra maestra de los de su clase y una de las mejores piezas de la exposición; corresponde al siglo XVI. Ya no pertenece al esmalte cloisoné como puede usted suponer, pues que en dicha época no tenía el esmalte ya el carácter únicamente decorativo, y si se extendía a los títulos de la verdadera pintura con todos sus modelados, matices, medias tintas, etc. el dibujo es una cosa correctísima y sus rostros encantan por su delicadeza y perfección. Representa los principales pasajes de la pasión del Señor. Lo posee el Sr. marqués de Alfarrás y creo fue dádiva de un príncipe italiano. ^[18]

En numismática solo hay notable un grupo de medallas de los reyes príncipes de la casa de Austria y antiguas monedas catalanas. Lo demás son objetos aislados y que no forman colección ni tienen merito artístico.

En la cuarta sección hay más sortijas romanas y de la Edad Media, y algunos adornos del Renacimiento y variedad de relojes etc. etc. pero lo mejor en esta clase, a no dudarlo es un alfiler de pecho que representa un dragón cuyo cuerpo está formado por una magnifica perla. Está esmaltado y cincelado con un primor digno de las obras de Benvenuto Cellini. ^[19]

En objetos de mayor tamaño y de uso profano hay preciosos platos filigranados y delicadas cajitas y joyeros, candeleros, colosales velones, copas, jarros, etc. etc. Y en orfebrería religiosa, una porción de objetos muy dignos de figurar en el museo Cluny. Entre los que más llaman la atención se encuentran cuatro cruces procesionales, una de San Miguel del Fay; otra de nuestra catedral, con preciosos esmaltes en los extremos; y otra de San Ginés de Vilasar. ^[20]

Hay también un rico báculo de la abadesa de San Pedro de las Puellas y distintos cálices de varias épocas. ^[21]

Un lignum crucis de Vilasar, un relicario de la Santa Espina de la Catedral, y cuatro preciosos objetos de esmalte bizantino, una arqueta, un candelero, un incensario y una naveta de incienso, vienen a completar dignamente este interesante grupo. ^[22]

El grupo de códices y libros de todas clases se ha llenado bastante: únicamente diré que se ha confiado la disposición de ellos a nuestro querido amigo Aguiló. ^[23]

En muebles y utensilios de toda clase hay camas, mesas, sillones y bancos, arcas, cajas, arquillas, cofrecitos, etc. etc. algunos de ellos de no escasa riqueza y buen gusto artístico y además velones, candelabros de hierro, monumentales braseros, relojes, vacías o platos de uso religioso de bronce cincelado, etc. que nos dan en fin un testimonio perfecto de la civilización de otras épocas y de sus usos y costumbres. ^[24]

En armas, ya defensivas ya ofensivas, no quiero serle molesto mencionándole una porción que hay con labores de verdadero mérito artístico ya que no puedo hablarle de su temple y buena construcción, lo que si le diré que no hay más que dos armaduras montadas y aun no bien completas. Para el que tiene en su propia casa digámoslo así la magnífica Real Armería, ¿qué significan unas cuantas armas indias, chinas y árabes, unas cuantas mazas fijas y de cadena una regular variedad de espadas de patilla y de cazoleta, pistolas, pistoletes y algún trabuco, partesanas, etc. etc. aunque haya entre eso alguna pieza digna del mayor mérito, como son unas alabardas? ^[25]

En instrumentos músicos hay alguna bonita lira antigua, citaras y laudes italianos y claves y salterios del siglo pasado. ^[26]

En la sección de fragmentos de arquitectura se hallan una porción de objetos primorosos de cerrajería como material de construcción de edificios; y en las producciones cerámicas que constituyen dos abundantes grupos cristal y vidrio y objetos de barro, loza, etc., hay una porción de vasos y copas venecianas, florentinas y algunas arañas etc. y en la verdadera cerámica hay barros egipcios, etruscos y romanos; ánforas, lámparas, vasos, platos, etc., porcelanas de Sevres y del Japón y unas muy típicas del país con sola ornamentación, etc., etc.

La última sección que consta de estofas y brocados, bordados, etc., tiene bastante variedad en las prendas de trajes de señora, casi todos ellos del siglo pasado, y hay tanto entretenimiento en especial para el bello sexo, que es en donde las elegantes barcelonesas tienen vara alta. ^[27] Algunos trajes completos de tapicería, tisús de plata y oro, raso, tul sembrado de flores de plata, ricos pañolones, levantadas chinelas o chapines y algunas preciosas colchas, algunas de ellas procedentes de África y de China, son el orgullo de los expositores a la par que la satisfacción y contento de los visitantes.

Algunos frontales y paños de uso religioso y el rico terno de la capilla de San Jorge, de brocado de terciopelo carmesí verde y oro con representaciones de vidas de santos en las grandes orlas, completan dignamente este grupo de la exposición permitiéndome a mí también dar punto final a esta pesada relación. ^[28]

En gracia de la buena intención espero se servirá usted perdonarme la molestia de este largo rato que le estoy entreteniendo olvidándome por un momento de que en Madrid como en todas las grandes capitales el tiempo es precioso. Queda de usted afectuosísimo amigo y S. S. Q. B. S. M.

Jaime Serra [rúbrica]. ^[29]