Carta de José Lázaro Galdiano a Miguel de Unamuno y Jugo. 19 de mayo de 1896. ^[1]

Amigo Unamuno: Agradezco a usted mucho su carta por lo franca y sincera.

Yo también voy a ser franco: estas cosas editoriales marchan cada día peor, y mi bolsillo va a la par de ellas.

Y no es que se vendan menos libros que hace dos años, sino que los libreros optan por quedarse el importe de los que venden.

Contando con que mis corresponsales americanos me enviarán alguna vez sus saldos, espero diariamente uno de esos envíos que me permitan pagar a usted su cuenta, y esperando se me pasan los meses sin contestar a usted, porque yo quisiera enviarle con la contestación algunos fondos.

Y todavía por ahora no hay manera de cumplir mi deseo, ni puedo anunciarle con fijeza cuándo lo cumpliré. Siga usted ejercitando la paciencia y dispensando mi tardanza.

Complaceré a usted dando a Pablo Iglesias ^[2] el libro de Engels ^[3] a la mitad de su precio. Ya me pondré de acuerdo con él directamente.

He recibido toda la Estética ^[4] y no le envío otra obra porque no quiero traducir nada mientras no salde mis cuentas. ¿Le gusta, ahora, que la conoce bien, esa Estética?

Veo, con mucho gusto ensancharse las ondas de la popularidad de usted y creo, y se lo digo con la franqueza a que estoy obligado, que más y más se hubiesen ya ensanchado si usted empleara otra terminología al alcance de todo el mundo. Pecan sus artículos de nebulosidad en la frase y oscuridad en la idea.

En otro día se habló en casa de la señora Pardo Bazán ^[5] del artículo de usted que vio la luz en La Epoca y don Juan Valera ^[6] declaró que no lo había entendido. Caso, ^[7] con quien también hablé del asunto, me dijo que en esto de la oscuridad iba usted adelantando mucho, y que hay gran distancia entre lo de hoy y lo que escribía usted cuando empezó. Ahora, me dijo, casi siempre lo entiendo, y antes solo le entendía algunas veces.

El artículo sobre la regeneración del teatro español saldrá en 1º de julio. ^[8] Puede usted redactar el referente a la ortografía, cosa bien necesaria de la cual se ocupó Baquero ^[9] en una de sus últimas crónicas. ¿Por qué no me hace usted alguna nota bibliográfica corta? Estas pueden salir en todos los números y usted no dejará de leer cada mes un libro nuevo que le sugiera alguna idea o juicio original.

De Menéndez Pelayo ^[10] nada puedo decirle. No le veo. Es verdad que salgo poquísimo de casa.

Y adiós. Téngame por su mejor amigo

José Lázaro [rúbrica].

Madrid 19 mayo 1896.