1. Presentación
2. Finalidad del proyecto
3. Antecedentes y estado de los conocimientos
4. Epistolarios
Los epistolarios objeto del presente estudio suponen una fuente documental indispensable para el incipiente conocimiento de las biografías de sus protagonistas, los nuevos códigos de sociabilidad, los procesos creativos, la clientela, el mercado artístico, las modas de coleccionismo, la oficialización del gusto, la crítica literaria y las publicaciones periódicas en el siglo XIX.
Este proyecto propone el estudio interdisciplinar de diversos epistolarios inéditos o poco conocidos de literatos y pintores españoles y extranjeros, escritos en su mayor parte en la segunda mitad del siglo XIX. Todos ellos plasman el sentir de una sociedad inmersa en profundos cambios culturales y reflejan, más allá de las vivencias personales de sus personalidades, notables en casi todos los casos, sus ideas y sus pensamientos artísticos y literarios inherentes al proceso creativo.
El grupo de investigadores propuesto se ha constituido de acuerdo a las líneas de investigación convergentes de sus miembros, formados en Literatura, Historia del Arte y Documentación, buscando las líneas de encuentro entre los personajes más relevantes que conformaron el panorama artístico y literario de la época en la que se escribieron estas cartas y garantizando el rigor científico en la transcripción, el estudio de contenidos y la retórica de su correspondencia.
El estudio de la vida artística y literaria del siglo XIX permite comprobar que la relación entre literatos y artistas plásticos fue constante. No faltan ejemplos de escritores que cultivaron otras artes —el Duque de Rivas o Gustavo Adolfo Bécquer eran hábiles pintores— y con frecuencia los artistas escribieron reflexiones sobre su trabajo, a veces en forma de memorias —por ejemplo los pintores paisajistas—, muchas otras en los discursos de ingreso en las Academias, etc.
Compartieron espacios públicos y, así, en liceos y ateneos se organizaron exposiciones. Se sentaron juntos, igualmente, en las Academias, desarrollándose además en estas instituciones la crítica artística. En los salones —otro de los espacios culturales privilegiados de entonces— convivían músicos y poetas y junto a ellos, cultivadores de otras artes ofrecían sus testimonios de afecto y compromiso con los anfitriones, lo que dio lugar a verdaderas modas como la de los álbumes, de gran interés tanto literario como artístico, según han destacado trabajos entre los que se cuentan estudios de Juan Antonio Yeves (El álbum de los amigos: templo de trofeos y repertorio de vanidad, Madrid: Fundación Lázaro Galdiano, 2010) o Jesús Rubio Jiménez («Gustavo Adolfo Bécquer y Julia Espín: los álbumes de Julia», El gnomo, 6, 1997), miembros de este proyecto.
Vivieron juntos literatos y artistas la difícil modernización del país en todos sus aspectos —alentadores en la vida política e impulsores de nuevas instituciones— y la comprometida sociabilidad moderna que permitió establecer una serie de relaciones insólitas, mientras se fijaban las reglas de un mercado artístico con una clientela burguesa.
La aplicación de la revolución industrial al mundo de la producción, difusión y consumo artísticos tuvo como consecuencia también el surgimiento de productos nuevos y la convergencia de literatos y artistas en publicaciones mixtas —los libros de viajes, por ejemplo, desarrollaron modalidades como el viaje artístico-literario— o en el cada vez más heterogéneo mundo de las publicaciones periódicas ilustradas.
Esta rica sociabilidad, aumentándola, sosteniéndola y matizándola, desarrolló una literatura epistolar, referida a los asuntos más variados: desde las recomendaciones personales a las cartas de presentación, desde los más candentes y prosaicos asuntos económicos al intercambio de postulados artísticos.
En este proyecto se aborda el estudio de la producción literaria y artística del periodo, uno de los rasgos esenciales de la cultura del siglo XIX occidental, tomando como punto de partida algunos de estos grandes epistolarios, que son no solo una insustituible fuente documental, por la transmisión de ideas y de pensamientos, sino que alcanzan en algunos casos singularidad artística propia.
Se ha buscado la convergencia en el proyecto de investigadores procedentes por su formación de disciplinas diferentes —Filología e Historia del Arte— pero que comparten un horizonte común: el interés por las otras disciplinas. Los miembros del equipo, de trayectorias científicas contrastadas, han realizado investigaciones tanto en sus respectivos campos como en los de los compañeros de proyecto —en territorios de encuentro como las publicaciones ilustradas o la literatura de viajes—, conscientes de la necesidad de emprender proyectos donde se sumen esfuerzos y conocimientos. Aplicados al estudio de epistolarios de artistas y literatos esperan también que redunde esto en una mejor lectura y análisis de los mismos, tanto en su parte informativa y documental como de la retórica que los sostiene y alienta.
Incluso la procedencia institucional y profesional de unos y otros revertirá en la creación de un verdadero espacio de intercambio de conocimientos: Fundación Lázaro Galdiano, Museo del Prado, Universidad de Zaragoza y UNED.
El siglo XIX fue especialmente rico en epistolarios como consecuencia de unas formas de civilidad donde la vida artística jugaba un gran papel. Es un periodo suficiente para precisar toda una serie de hábitos de producción y consumo artísticos. Los epistolarios seleccionados pertenecen a diferentes generaciones pero en todos los casos su centro de referencia son algunas personalidades que destacaron en sus respectivos campos y gustaron de la escritura de cartas como un espacio de encuentro y aprendizaje. Personas de exquisito gusto literario y artístico como marqués de Valmar (1815-1901) o José Lázaro Galdiano (1862-1947) nos acercarán a otros asuntos como el coleccionismo o el comercio artístico en esta aproximación a las costumbres en el terreno del arte y la literatura de la segunda mitad del siglo XIX desde esta singular perspectiva. También aflorará un perfil de especial interés, la relación entre el autor y el editor, porque la institución que custodia estos epistolarios, la Fundación Lázaro Galdiano, tiene su origen en el legado de José Lázaro, excepcional coleccionista de arte y bibliófilo, que fundó y dirigió durante veinticinco años una revista, La España Moderna, y editó más de seiscientas monografías a lo largo de tres décadas.
Fue una costumbre francesa la publicación ordenada de epistolarios de artistas artistas y escritores poco después de su muerte, a modo de homenaje público a su memoria pero también como constancia eterna de su relevancia, la de sus contactos y amistades y la de los asuntos que trataron. Así fue posible desde muy temprano acometer estudios ambiciosos sobre las biografías de los pintores galos y se facilitó la tarea de elaborar catálogos razonados y explicar con ello la naturaleza de su arte. Gracias a esas fórmulas de perpetuar la memoria de artistas de cierto renombre, se asentaron ediciones epistolares como las de Lettres Choisies, o de Correspondance Choisie y en caso de pintores muy célebres, la publicación casi íntegra de sus cartas, que son hoy un material extraordinariamente valioso y que rebasa el interés particular de la historia personal de un pintor, convirtiéndose en el testimonio más certero de la vida en el siglo XIX. Aunque en otros países civilizados como Inglaterra fue común que se conservara la correspondencia de los grandes artistas nacionales aún sin publicar, en España esa costumbre no tuvo eco, publicándose raramente alguna carta de los artistas más importantes en el contexto de semblanzas laudatorias, tanto en vida como en los textos de sus necrológicas y en muchos casos desapareciendo lamentablemente junto a sus autores un material que definitivamente resulta insustituible a la hora de valorar justamente la vida y la obra de un artista.
El único pintor del que se conoció un epistolario antes de los años noventa del siglo XX fue de Goya y, todavía hoy, apenas si han visto la luz en volúmenes autónomos las cartas de José y Federico de Madrazo y las cartas de Joaquín Sorolla, máximos representantes de la pintura española de su tiempo.
Mientras, las cartas de otros pintores extraordinariamente importantes para el arte español del siglo XIX han ido apareciendo sueltas algunas, fragmentadas otras, y siempre dosificadas a lo largo de los años, fomentando la ficción de generaciones artísticas ágrafas, en contra de lo que fue usual en su tiempo. Todavía hoy no se ha llevado a cabo ni siquiera la recopilación, ordenación y análisis sistemático de esos conjuntos ya conocidos de forma dispersa, en casos de tanto relieve como el de los pintores Mariano Fortuny o Eduardo Rosales, lo que explica por sí mismo la deficiente información con que se cuenta para el análisis profundo de sus trabajos artísticos en la actualidad.
Tampoco las correspondencias de literatos tuvieron mejor fortuna editorial en aquellos decenios, aunque después han ido reclamando la atención de estudiosos y editores.
El proyecto se inicia con las colecciones epistolares conservadas en la Fundación Lázaro Galdiano, que en su mayor parte están inéditas. En algún caso se completarán con cartas de otra procedencia.
- Archivo epistolar de José Lázaro Galdiano. Director de la revista La España Moderna y de la editorial que llevaba el mismo nombre y gran coleccionista de arte. La afición por los autógrafos le llevó a reunir cartas de personajes ilustres, como Lope de Vega o Goya, así como de otros contemporáneos suyos y a mantener un archivo epistolar donde se recogió copia de toda la correspondencia generada por su actividad como editor. Solo una parte reducida de este rico epistolario ha sido estudiada y editada en la Colección «Archivo epistolar de “La España Moderna”», centrando la atención en diez de los colaboradores de la revista, entre ellos Zorrilla, Unamuno, Valera, Clarín, Menéndez Pelayo y Pardo Bazán. El propósito de este proyecto es continuar estudiándolo y editándolo, prestando atención tanto a sus aspectos literarios como a su valor documental.
- Archivo epistolar y epistolario de Valentín de Carderera. Personalidad relevante de la España de mediados del siglo XIX, Carderera formó una colección artística heterogénea alabada por sus coetáneos. Destacado retratista, arqueólogo, académico y colaborador en las revistas más importantes nacionales y extranjeras, publicó la primera biografía dedicada a Goya. Tras su actuación en el Museo de la Trinidad, fue comisionado por el Gobierno para inventariar los monasterios amortizados y se le encargó el proyecto de restauración de los Reales Alcázares de Sevilla. Su rico fondo epistolar está relacionado con la conservación de patrimonio artístico en España, con su ocupación como pintor, especialmente como retratista y con la del coleccionismo de arte.
- Epistolario de Pedro de Madrazo. Pedro de Madrazo y Kuntz, hijo de José de Madrazo y hermano de Federico, nació en Roma, el día 11 de octubre de 1816. Académico de la Real Academia de Bellas Artes, de la Española y de la Real Academia de la Historia, comenzó su labor crítica en El Artista, donde escribió sobre bellas artes, y después en No me olvides y en El Español, sobre política y otros asuntos, publicó el Catálogo del Museo de pinturas de Madrid y colaboró en la serie Recuerdos y bellezas de España con dos tomos, que reflejan el examen minucioso de tantos archivos y bibliotecas y su asombrosa erudición. Destaca en su trayectoria la participación en la Comisión Central de Monumentos Histórico-Artísticos y en la serie notable España sus monumentos y sus artes, ya en los últimos años de su vida, cuando revisa textos anteriores con trabajo paciente y cuidado exquisito, alejándose de su fantasía juvenil. Falleció el 20 de agosto de 1898 en Madrid.
- Epistolario de Luis Álvarez. Luis Álvarez Catalá (1836-1901), discípulo de Federico de Madrazo, continuó su formación artística junto a Rosales y Palmaroli en Roma, ciudad en la que desarrollaría una larga trayectoria como pintor de historia y de cuadros de costumbres que le valieron su consagración académica y éxito de mercado. Su epistolario, inédito en su totalidad, contiene más de 150 cartas dirigidas a él por un gran número de pintores nacionales e italianos, así como los encargos de su clientela internacional. Son el reflejo del pensamiento artístico de la colonia de pintores españoles en Roma, sus vivencias personales y dificultades económicas. El fondo también recoge la actividad de Luis Álvarez como director del Museo del Prado durante el «Desastre del 98».
- Archivo epistolar y epistolario de Pedro Antonio de Alarcón. Gracias al legado de Miguel Valentín Alarcón buena parte de la biblioteca y el archivo del escritor granadino se conserva en la Fundación Lázaro Galdiano. Alarcón nació en Guadix, Granada, el 10 de marzo de 1833 y murió en Madrid el 19 de julio de 1891. Su biografía y sus creaciones literarias, desde El escándalo o El niño de la bola hasta El sombrero de tres picos, pasando por otras que alcanzaron un notable éxito editorial cuando vieron la luz como Diario de un testigo de la guerra de África o De Madrid a Nápoles, hoy son poco conocidas a pesar de ser uno de los más notables autores del siglo XIX, que destaca especialmente por su habilidad como narrador. Junto a la biblioteca del escritor se conserva un buen número de cartas y documentos que ayudan a reconstruir la vida literaria de aquellos años.
- Archivo epistolar de Leopoldo Augusto de Cueto, marqués de Valmar. Nació en Cartagena el 16 de julio de 1815 y falleció en Madrid, el 21 de enero de 1901. Fue diputado a Cortes, consejero real, senador vitalicio desde 1864 y un diplomático brillante y de larga carrera, que se desarrolló en París, La Haya, Lisboa, Viena, Copenhague, Atenas, La Habana o Washington. También destacó como literato e investigador y por su erudición, con obras tan notables como la edición de las Cantigas de Alfonso X, encargada por la Real Academia de la Lengua y la Historia crítica de la poesía castellana en el siglo XVIII. José Lázaro era muy aficionado a los autógrafos y acaso fuera esto lo que le llevó a solicitar al marqués de Valmar que le cediera parte de su correspondencia para poder atesorar un buen número de cartas de personalidades relevantes. Sea como fuere una nutrida correspondencia de este prócer de la diplomacia y de la cultura española están esperando la mano de nieve que desvele su contenido. En ella están bien representados literatos de varias generaciones (Ramón de Mesonero Romanos, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Eugenio de Ochoa, Manuel Bretón de los Herreros, Martínez de la Rosa), pero también pintores (Eduardo Cano, Valentín Carderera), músicos (Francisco Asenjo Barbieri) o eruditos (Pascual de Gayangos, Aureliano Fernández-Guerra o Francisco María Tubino).
- Archivo epistolar de Emilia Pardo Bazán. Nació en La Coruña, en 1851, y falleció en Madrid, en 1921. Lectora de los clásicos españoles y conocedora de la literatura extranjera de la época, colaboró habitualmente en La España Moderna. La relación profesional y amistosa con José Lázaro dio extraordinarios frutos literarios, pues en la revista que ella impulsó y que le sirvió de tribuna aparecieron numerosos estudios y obras de creación y también propició que algunos de sus manuscritos originales y una parte de su archivo llegasen a manos del editor y coleccionista de autógrafos. Ya se dio a conocer la correspondencia de Lázaro y Pardo Bazán, pero aún se conservan otros manuscritos y cartas que la ilustre escritora gallega conservaba y que entregó «por santa obediencia» al editor.
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